Este concepto deriva de la observación de pautas de comportamiento agonístico a nivel de la manada, que defiende el área en que se ha establecido de las incursiones de otros individuos que puedan competir con ellos por los recursos existentes en la región. Al igual que se observa en otros muchos animales, tanto solitarios como gregarios, la demarcación del terreno se realiza mediante abundantes señales olfativas y visuales fundamentalmente, y la violación de los límites territoriales de una manada se ve seguida de una contundente respuesta con claras pautas de comportamiento agresivo que con facilidad deriva en un enfrentamiento físico en el que se ven implicados buena parte de los miembros de la manada invadida, los cuales no dudan en perseguir a los intrusos varios centenares de metros fuera de las fronteras de su comarca, como ocurre con otros cánidos sociales tales como el coyote (Berkoff y Wells, 1980).
 | Organización territorial |
Siguiendo las investigaciones de Grande del Brío (1988), dentro del área en que se establece una manada podemos distinguir tres zonas diferenciadas de acuerdo con los individuos de la manada que las habiten (Figura 10). En primer lugar, podemos hablar de un área central u hogar fundamentalmente habitado por los individuos adultos y de mayor rango social de la manada, en la periferia encontramos el denominado territorio, habitado principalmente por subadultos e individuos de menor clase social, entre estas dos zonas se encuentra la denominada zona de dominio vital, región intermedia habitada indistintamente por lobos adultos y subadultos; aunque esta clasificación no implica que no puedan hallarse lobos dominantes en el territorio o subdominantes en el hogar. En contra de lo que pudiera pensarse el tamaño de estas regiones es inversamente proporcional al rango de los individuos que las habitan, siendo así el hogar la zona de menor tamaño y el territorio la mayor. Este autor habla también de una denominada tierra de nadie, región que aparece entre los límites de los territorios de dos manadas adyacentes; su descripción se basa en la ausencia de marcas en el terreno y la observación de ciervos, principalmente ejemplares viejos, que no son atacados en estas zonas pese a la cercanía de algunos lobos y que por esta razón parecen concentrarse allí, donde el conflicto territorial entre manadas parece salvarlos de frecuentes ataques.
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